Zahra lleva cuatro años buscando a su hijo, sumergiéndose en las entrañas de la república islámica iraní. En 2009 Mehdi participó en las protestas de la Marcha Verde en las elecciones que renovaron el mandato de Mahmud Ahmadineyad, y nunca más ha vuelto a verlo. Junto a su otro hijo, Hassan, pasó años peinando las morgues y hospitales, mientras temía perderle también a él. Un terror fundado: el joven desafía al régimen a través de su blog, labrándose una condena a largo plazo en el país de los ayatolás. De momento, se esconde en Estambul. A sus 52 años, la vida de Zahra dista mucho de ser un paraíso. Y también, de ser real. Sin embargo, Zahra es célebre en Irán, y hasta se presentará a las elecciones del 14 de junio: posiblemente ella es la única persona que está a salvo de las represalias que esto supone. Porque no es de carne y hueso. Zahra no existe, y puede decirse que su historia no es verdad, pero sí veraz. Todo salió de la mente del dibujante irano-americano Amir Soltani, que dibujó su historia en la serie de cómics Zahra’s Paradaise. Entonces, esta mujer iraní de papel y tinta no quería arrebatarle el ‘trono’ a Ahmadineyad, sino denunciar sus abusos y continuos atropellos a la población iraní. De hecho, es posible que Zahra exista de verdad, con otro nombre y que busque también a su hijo por las morgues de Teherán. Porque según reveló el propio Soltani, su historia está inspirada en la de una mujer que vió en un vídeo relatando la búsqueda del cadáver de su hijo, un estudiante que murió bajo sospechosas circunstancias tras ser detenido por las fuerzas de seguridad en ese fatídico 2009. “En su cara podías ver la destilación de la experiencia del pueblo iraní en las tres últimas décadas”, contó Soltani. “Rabia, confusión, pero también coraje“. La mujer sin nombre sólo quería enterrar a su hijo, y Zahara nació con vocación de vengarle a él y a todos los represaliados por la teocracia iraní. La heroína de cómic inició su cruzada en la red: se convirtió, a través de las viñetas de Soltani, en una sólida defensora de los derechos humanos en Irán, visibilizando en un formato ágil los horrores de la teocracia iraní, en farsi, inglés y hasta español. Al abrigo del blanco y negro, Zahara pide la abolición de la pena de muerte, la liberación de los presos políticos y de los candidatos opositores que aún se encuentran bajo arresto domiciliario. También, la plena igualdad de las mujeres en el reino de los ayatolás. Su historia sortea a diario la censura iraní, que mantiene bloqueado el sitio oficial, y llega miles de hogares a través de correos electrónicos.
De icono a candidata contra Ahmadineyad
Este año, la vida ficticia de Zahra dio un giro. Ella era ya todo un icono de la resistencia al régimen, pero estaba llamada a hacer algo más. Así lo decidió Amir Soltani cuando se percató del creciente y lógico desinterés que las elecciones del próximo junio despertaban en su país natal, por los sangrientos antecedentes de 2009. En la viñeta gráfica, es su amiga Miriam quien convence a Zahra de presentarse a los comicios, con un conmovedor alegato. Días después, Zahra hizo oficial su candidatura en la red, el único sitio donde podía hacerlo. Ya que, como ella misma recuerda, el Consejo de Guardianes de la Revolución no permite la candidatura de mujeres, tampoco en la realidad de fuera de las viñetas. Las tres decenas de mujeres que lo han intentado en estos comicios,ya han fracasado. Pero Zahra no. Porque, bajo del reclamo de “Vota por Zahra” se esconde un interés mucho más ambicioso que el de arrebatarle a Ahmadineyad el trono iraní: llevar la libertad al país, y exponer públicamente la realidad del país al resto del mundo. Los apoyos se cuentan por miles. Decenas de ONG y personalidades públicas se han sumado a la campaña de “Vota por Zahra” y la edición en papel de la novela gráfica -traducida a varios idiomas- está teniendo una extraordinaria difusión por todo el globo. Zahra quiere “llenar de esperanza” a su pueblo, que hace semanas llena las calles iraníes con carteles con el rostro de esta madre de Teherán. Un rostro que no existe. A Soltani y a sus miles de seguidores poco les importa que se tache a Zahra de “falsa candidata”, y han bautizado su campaña la de la “Candidata Real“. ¿Es Zahra ficticia? Puede. “Pero también lo es la República Islámica, y la posición del líder Supremo. Y los votos de Ahmadineyad en las últimas elecciones”, apostilla su autor. ¿Por qué no contrarrestar la ficción con la ficción?”, se pregunta. Desde luego, el único terreno que el régimen iraní no puede controlar. To read the original article, click here.